El ADN determina en gran medida de qué estuvimos hechos, lo que somos en estos momentos, y predestina en parte nuestro futuro. En el hipotético y remoto caso de que se pudiera secuenciar el de Viator, cualquier genetista no tardaría mucho en darse cuenta de que el rugby ha formado una parte esencial de nosotros desde el minuto 1, que lo sigue siendo, y que no vemos el futuro sin que siga siendo así.
Cuando en nuestro país todavía era un deporte minoritario, nuestra pasión por este bello deporte nos hizo decidirnos a apostar fuerte por él. Tanto fue así, que ha mediados de la década de los 90 la mismísima Selección Española lució el caballo de nuestro logo en su pecho durante 4 años. Como tantos otros clubes españoles y extranjeros que han confiado en nuestras prendas durante todo este tiempo.
Han sido tantos, tantísimos los buenos momentos, experiencias, lugares y personas que el rugby nos había permitido conocer, que nos sentíamos en deuda. Durante años nos rondaba por la cabeza el poder devolverle aunque fuera una mínima parte de lo que nos había dado, y de ahí nació la idea de crear un equipo de rugby 7s.
Viator Barbarians fue el nombre elegido cuando el equipo vio la luz en 1999. El nombre seguía la senda iniciada por otros muchos de conmemorar al primero de esta modalidad que se creó en 1890 en la localidad inglesa de Bradford, evidentemente acompañado de nuestra marca. Originariamente se creaba como un equipo de rugby 7 que funcionaba por invitación, tanto para formar las plantillas como para participar en torneos.
Las invitaciones y ofrecimientos de jugadores nacionales y extranjeros no se hicieron de esperar. De hecho, por nuestras filas han pasado miembros de selecciones nacionales absolutas, y jugadores olímpicos. Tampoco han faltado nunca los torneos a los que hemos sido invitados a asistir en España, Portugal, Inglaterra, Francia, Rusia o Islas Caimán.
Han sido cientos los jugadores que han pasado por el equipo, y que al fin y al cabo ya forman parte de la familia Viator Barbarians. También han sido varios los torneos que han logrado conquistar, y que aunque eran importantes, en realidad eran el pretexto para seguir con la idea del primer equipo de 7 a finales del XIX: ofrecer a los jugadores la posibilidad de mantenerse activos una vez finalizadas sus respectivas temporadas oficiales. Y no menos importante, hacernos disfrutar a los apasionados del rugby de esos partidos más cortos y explosivos, con algunos de los mejores jugadores del mundo.
Sin los diferentes patrocinadores que nos han apoyado a lo largo de todos estos años, todo habría sido mucho más difícil. Pero absolutamente nada de esto habría sido posible sin todas las personas que se han implicado y han formado parte del equipo humano: jugadores y entrenadores, por hacernos vibrar. Fisios y encargados de logística, por velar por las necesidades de nuestros jugadores. Y directiva, por coordinar a toda la orquesta.
Por fortuna, actualmente la popularidad de nuestro deporte se encuentra en auge, y avala su futuro y nuestro continuo apoyo. Porque es el deporte que nos apasiona, y porque está predefinido en nuestro ADN.