Entrenamiento y más entrenamiento. Es la receta de la mayoría de deportistas de élite (aunque no es el único ingrediente) para intentar alcanzar el éxito algún día. Un programa de entrenos que aún se puede incrementar si se comparten kilómetros al lado de todo un múltiple campeón del mundo. Es lo que le ha pasado este año al gallego Uxío Abuín, que ha entrenado junto a su compatriota Javier Gómez Noya.
A las órdenes de Carlos Prieto, Uxío y sus compañeros se exprimen días tras día siguiendo una rutina exigente y casi monacal. Desayuno a las 8 de la mañana para encarar, de 9 a 11, la primera de las sesiones, en este caso de natación. (Poco) tiempo de descanso y de cambio de ropa para coger la bicicleta y montarse en ella de 12 a 14. Tras dos sesiones y con el cuerpo ya tocado, hora de comer, descansar y dormir, ya que la siesta es fundamental y respetada por todos. Por la tarde, a practicar la carrera a pie y justo después una gimnasia preventiva con estiramientos. La cena suele hacerse a las 20:30 para poder estar en la cama a las 23, a recargar baterías para otra jornada más.
Así pues, Uxío suele hacer unas cinco sesiones de cada disciplina a la semana, de manera que muchos días toca triplicar entrenos. Eso sí, le gusta tener un día de descanso, que suele ser el viernes, mientras que los domingos por la tarde también suelen ser de relax. “Me gusta escuchar el cuerpo. Es por eso que si hay algún día que estoy especialmente cansado cambio el entreno y lo hago más suave o simplemente no lo hago porque después pasa factura” explica.
Sobre todo, Uxío agradece entrenar en compañía en las sesiones de ciclismo, que es el sector que más le cuesta. No le molesta hacerlo solo en la carrera a pie, su favorita. Y si se puede entrenar tarde, mejor. Por la mañana le gusta a partir de las 11 hasta las 14 y por la tarde, de 19 a 21.
Como la mayor parte de triatletas de élite, los viajes son una constante debido a la exigencia del calendario de carreras. Y hacer las maletas continuamente también tiene sus desventajas: “Cada vez lo llevo mejor pero me sigue costando sobre todo cuando viajo solo. Viajar hasta el este siempre es duro si es más allá de Europa, como Japón y Australia. No me gustan nada esos viajes e intento evitarlos porque me cuesta mucho adaptarme al cambio horario” comenta el gallego.
Un descanso necesario
Ante un día a día tan cargado de entrenos, es difícil encontrar momentos para la tranquilidad y el descanso que, por otro lado, son necesarios para recargar mente y cuerpo. “A mitad de temporada me tomo una o dos semanas de descanso y cuando termina a final de año, un mes. Además, cuando veo que las cosas no están saliendo del todo bien me gusta tomarme un par de días que me suelen sentar genial”. Otro tema es cuadrar agendas con los amigos y la familia, algo que resulta realmente difícil. Explica Uxío que “mantener contacto con ellos me gusta pero a veces no hay tiempo material. Ellos lo entienden perfectamente y cuando vuelvo a verles por suerte todo sigue igual”.
Un estilo de vida duro, que le hace llegar a la cama cansado (“me gusta llegar con la sensación que he entrenado bien”) pero que le hace feliz y le reporta gratas alegrías.
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