Obligado a parar por una molesta lesión, es difícil entender el día a día de Pablo Dapena sin deporte de por medio. El gallego empezó en la natación y ha terminado en el triatlón, con un subcampeonato de España élite como uno de los resultados más destacados. Su rutina de entrenamientos, como la mayoría de triatletas profesionales, está estratégicamente dividida entre las tres disciplinas que conforman este deporte. No hay que olvidar ninguna de ellas aunque Pablo presta mucha atención a la carrera a pie: “Hoy día las pruebas se deciden en este sector y hay que mejorar”. De hecho, el gallego cree que ha conseguido tener un nivel medio en todas las disciplinas.
Toque de queda a las 8h
Un día clásico en la vida de Pablo Dapena empieza a las 8 de la mañana. Es el momento de arrancar la maquinaria y empezar una jornada larga y dura de entrenamientos. Antes, eso sí, un desayuno completo que cargue el cuerpo de energía suficiente. La primera disciplina a entrenar para el gallego siempre es la natación, en un medio que Pablo conoce a la perfección. A partir de ahí, la mañana varía en función del día de la semana. Los lunes y los miércoles toca gimnasio, donde durante 45 minutos se trabajan, por ejemplo, abdominales y lumbares. Y antes de ir a comer, una carrera suave para relajar el cuerpo.
En cambio, los martes y jueves es la bicicleta la que toma el relevo a la natación. Tras la comida, llega un momento sagrado en el día a día de Pablo. Aunque asegura que no es de dormir mucho, la siesta es obligada para reponer fuerzas antes de volver a los entrenos. “Sin duda, el momento de levantarme de la siesta y ponerme otra vez a entrenar es el más duro” asegura entre risas. Sobre todo porque las tardes están reservadas para los entrenos fuertes: martes y jueves carrera a pie, miércoles ciclismo.
Quizá, el viernes es el día más relajado, donde el triatleta suele quedar con los amigos y desconectar un poco de la rutina. El mismo Pablo explica que sus amistades ya se han acostumbrado a su ritmo de vida. “Fue curioso porque al principio algunos pensaban que lo del triatlón era como un hobby. Pero ya cuando empecé a salir alguna vez por televisión, se dieron cuenta que es algo más”.
Un sin parar de kilómetros y horas de esfuerzo y exigencia física que hace que Pablo llegue fundido a la cama. “Acabo el día muy cansado porque me gusta entrenar duro”.
Tras cinco días de trabajo llega el fin de semana, donde Pablo acostumbra a competir. El día anterior a la competición suele ser de descanso aunque sin olvidar algún entreno, “básicamente para activar el cuerpo”. Y otro elemento clave son los viajes ya que muchas de las pruebas que realiza son fuera de España. “Me gusta viajar pero aún me cuestan los viajes a Oceanía. Son muchas horas de avión y el cuerpo tarda varios días en recuperarse y estabilizarse” explica.
El triatlón es su pasión y Pablo Dapena seguirá disfrutando de él día tras día. Y si es con títulos bajo el brazo, mucho mejor. Pero primero, a curarse de la lesión.